martes, 20 de mayo de 2008

Maurito



Ahora la entiendo a la enfermera esa hija de mil puta. Ahora entiendo lo que quería decir con “energético”. El Día que nació Maurito estaba ahí en la sala de parto en un rincón, como ausente pero mirando bien adentro la muy yegua, y cuando Maurito asomó la cabeza se bajó del taburete ese y dio unos pasitos y se acercó, y cuando Maurito sacó todo el cuerpo afuera miró el cordón y salió de la sala diciendo en voz media y firme: “un energético; un energético”. Imagináte el julepe que nos agarramos mi mujer y yo que no sabíamos qué carajo había querido decir con eso, no sabíamos si la mina se había ido a pedir un análisis, un remedio o si habíamos parido un superhéroe.

Me pareció que el Dr. Pistoni se había tocado un huevo, pero lo descarté al toque; era una eminencia, humano, muy buen médico. “se habrá limpiado la sangre en el pantalón” pensé. Cuando le pregunté qué había querido decir la enfermera me contestó que era un código entre ellas, que no me preocupara que el bebé estaba bien. Me quedé tranquilo. Con todo lo de Maurito, el nacimiento, la parentela y la mar en coche me olvidé del episodio hasta hoy, que me cierra todo. El día que él nació, a la noche se largó una tormenta que mirá, hasta salí al pasillo del hospital a cerrar las ventanas y el viento me empujaba para adentro de la pieza de nuevo, y ví cómo pasaba un sofá arrastrando por el pasillo con una vieja dormida a bordo que se ve que se había quedado a acompañar a una comadre, y no podíamos agarrar las ventanas de cómo se golpeaban, y mi hermano que recién se iba al otro día me contó que vió con sus propios ojos como a una gorda se le embolsaba la pollera tubo y volaba de una parada de colectivo para segundos mas tarde aterrizar en la parte de atrás de un rastrojero rojo. En la maternidad todos los bebés lloraban, menos Maurito, que dormía pancho como si estuviera en otro mundo mirá. Hasta nos asustamos de que no se despertaba con semejante fenómeno. Nos asustamos y todo y ahora que lo pienso mirá tengo una amargura que digo porqué no la seguí a la mina para ver qué quería decir, que me explicara, por lo menos si había algo para contrarrestar esto, algún gualicho, algo. Pero parece que no hay nada.

A la semana que nos fuimos se incendió la sala de parto donde nació Maurito, dijeron que fue un padre nervioso fumando afuera, pero ahora no sé, no sé que pensar, y en el bautismo, que se cae el cristo y se rompe y el Maurito lo caga al cura justo cuando lo estaba levantando para consagrarlo, y con los pañales de tela lo cago todo lo cagó. El padre Rimini lo levantó y no sé que mierda dijo de la religión y en el medio del rezo el maurito que pone fijos los ojos y se pone colorado de fuerza y le larga el chorro en el medio de la sotana mirá, no sabíamos donde meternos con la madre. Lo bautizó al cura con mierda. Y en el primer cumpleaños se nos muere la abuela atragantada con un alfajorcito de maicena de la tía Pocha. Desde ese día le agarró tal complejo que las pocas veces que los volvió a hacer no les mezquinaba dulce para que no fueran tan secos. Igual la nona tragaba como sapo entrerriano y bueh, pero justo en el cumpleaños de Maurito che. Yo no creía pero ahora con esto no sé que pensar, encima este hijo de puta que me la canta tan fresca, tan de frente que no me da lugar para que yo lo mastique el tema, para que lo procese un poco en el marote. El día que me empieza primer grado lo llevo con un amiguito y no va que como me levanté tarde lo pasé a buscar apurado al Martincito y no va que doblo a la izquierda en la avenida que encima que estaba prohibido se me abre la puerta de atrás del Taunus y ahí salió el Martincito como un rollito blanco disparado dando vueltas en el pavimento con la mochila y todo. Giraba como un loco el Martincito pobre, terminó contra el cordón todo quebrado y perdió el año porque estuvo 4 meses internado. Y mirá cómo son las cosas que la madre le había puesto tanta gomina que ahí estaba el martincito, tirado al lado del cordón, la cara roja que le chorreaba sangre y ni despeinado estaba, mirá si lo había engominado la madre. Ahí perdí el auto y la casa y ahora me doy cuenta que capaz que fue por el Maurito eh? Capaz que fue por este nene que perdimos todo y fuimos a vivir a lo de la vieja de mierda ésa que me refriega todavía eso. Y el Maurito andaba bien andaba, ni bola le daba a la cosa, para él era normal que ninguno de los chicos se le acercara a hablar o lo invitaran a jugar a la pelota, si la única vez que lo invitaron le pegó un pelotazo a un sifón de vidrio, en esa época los sifones eran de vidrio y había que cuidarse cuando uno los ponía en el congelador y de la explosión le desangró el pequinés a Gabrielito, que lo van a invitar después de eso al pobre fierro éste mirá que es mi hijo y lo quiero y lo crié pero no puede ser tan piedra el pobre. Se dedicó a los libros y el día que lo nombran abanderado no se le ocurre mejor idea al tronco éste que besar la bandera y mirar al cielo: yo no sé si tuvo algo que ver con la patria o qué carajo o si como dice la Yoli yo exagero pero ese mismo día el borracho de Galtieri le declara la guerra a Inglaterra, a Inglaterra!

El año pasado le quisimos dar un hermanito a ver si invertíamos la racha y cuando al final prendió un embarazo no va que me entero de que la muy puta de la Yolanda me andaba cagando con el del taller y parece que la nena que tuvo es del hijo de puta ése y que al Maurito no lo quieren ni ver por la casa pobre. Del tipo lo entiendo pero de la madre, la propia madre que lo haga a un lado y lo deje a su propio hijo eso ya no lo puedo tolerar. Nos fuimos con el Maurito a vivir a una casita que no te voy a decir que es un lujo pero estamos cómodos los dos ahí. No tenemos nada, pero por lo menos lo poco que tenemos lo podemos guardar bien, lo cuidamos, y hambre no pasamos. Y la verdad que lo quiero al pedazo de fierro éste. Me encariñé, por eso ahora cuando este hijo de Puta del Toto me lo dice así tan descaradamente que el Maurito es Piedra, que no lo lleve mas a la cancha a mi me parte el alma porque me cuesta una promesa y la palabra empeñada me dijo mi viejo que es lo que mas hay que respetar, y más cuando uno le dice a un hijo que lo va a llevar a la cancha, por eso ahora me da un poco de lástima cuando me mira llorando desde la ventana del comedor cuando saco el auto, pero el equipo es el equipo viejo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Osvaldo!
Como estas? soy tu hermana la de la revista. Pero mira que sos sofisticado, eh? tambien tenes este sistemita de verificacion?
Nada, queria decirte que te quiero mucho y que tu hija esta DIVINA e igualita a mi, osea a su tia hermosa.
Cuidense, los quiero,
vi

Unknown dijo...

te están pasando cosas.

y es una bendición que las puedas pintar acá.

terminé de leer el cuento con un aplausito reprimido pero felíz.

cuando alcanzaba a escuchar una nota de mi saxo en el concierto simfónico del colegío, mi vieja miraba a los contados y aplaudía, a lo ese es mi hijo el 6to de la fila 8. clapiti-clap-clap-clap. felíz la mamma.

te sigo leyendo.